martes, 7 de septiembre de 2010

Por escapar, por perderme.

Hoy es un día como cualquier otro, sin nada que hacer, con mil sueños que no puedo cumplir y solo, más que solo en este asco de pueblo.
Mi vida es completamente deprimente, quiero salir de aquí, pero no puedo. Vivir en un sitio así es tan aburrido ¿pero qué voy a hacer, escapar? Sería abandonar a mi familia y no puedo hacerles eso… Creo que nací para vivir así, dándoles comida y abrigo a las únicas personas a las que quiero.
Hoy, se suponía que nada iba a cambiar mi decisión.
Me levante, me puse una camisa vieja, mi cazadora y unos vaqueros rotos y salí de casa a evadirme un rato, no hay nada mejor que hacer, me han despedido.
Bajé mi calle y llegue a la plaza del pueblo, acababa de amanecer pero apenas había sol, las calles estaban más desiertas que de costumbre. Iba andando y al otro lado de la plaza vi a una chica durmiendo en un banco, con su cabeza sobre una mochila gigante y tapada con una manta gris. Estaba tan tranquila, no sé que hacía aquí, nunca antes la había visto pero con el frio que hacía dormía como un tronco.
Entré a la cafetería de la plaza.
- Dani, ponme un café por favor.
- Ahora mismo. –Conocía a Dani desde que éramos unos enanos, y todas las mañanas iba allí a tomarme un café.
- Mejor que sean dos.
- ¿Dos?
- Sí, hay una chica allí durmiendo… se lo voy a llevar, tiene que estar congelada.
- Ah sí, la he visto antes de entrar. –Dijo mientras me daba los cafés.
- ¿Los puedo sacar fuera no?
- Si, por supuesto, tráemelos después.
Para cuando salí de la cafetería el sol ya iba ganando a la oscuridad y la chica del banco se estaba despertando.
- Buenos días. –Le dije cuando abrió por completo los ojos.
- Buenos días. –Me contestó confusa. -¿Quién eres?
- Nadie, pero bueno, me llaman Fran. ¿Tú?
- Emm, Almudena, mi nombre es Almudena. -Dijo mientras se colocaba sus gafas, dios a nadie le han quedado mejor unas gafas en la historia. Estaba blanca del frio pero era preciosa. Tenía el pelo largo y castaño y la cara más dulce que uno pueda imaginar.
- Toma un café, debes de estar helada.
- Oh, muchas gracias Fran. –Me contesto mientras sonreía.
- ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este?
- No lo sé, salí de casa ayer tan solo por escapar, por perderme.
- Ojalá pudiese hacer eso. ¿Piensas quedarte?
- No, creo que volveré a casa, se preocuparan y eso…
- ¿Puedo llevarte? Lo siento pero es que no tengo nada que hacer hoy, así me distraigo…